Despertar de primavera: entre la sexualidad y muerte

En este trabajo me ocupo de un texto de Frank Wedekind. Se trata de una obra de teatro que incluye en una singular tragedia a tres personajes adolescentes. De los tres, solo uno se sustrae a la muerte. Hay un cuarto personaje que regula y frena el goce mortífero, es un enmascarado, que prescinde de...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Moreira, Diego A.
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) 2009
Materias:
Acceso en línea:http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/handle/123456789/67
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Descripción
Sumario:En este trabajo me ocupo de un texto de Frank Wedekind. Se trata de una obra de teatro que incluye en una singular tragedia a tres personajes adolescentes. De los tres, solo uno se sustrae a la muerte. Hay un cuarto personaje que regula y frena el goce mortífero, es un enmascarado, que prescinde de la necesidad de hacerse reconocer, lo que le confiere mayor autonomía. Su presencia, vinculada con la ausencia de un nombre propio, denota la instauración de un discurso enmascarado, enlazado al padre. La pubertad implica un segundo despertar, que no es sólo de la pulsión o querencia sexual, sino también de la pulsión más pulsionante de todas, la de muerte. Ambos despertares, el de Eros y el de Tánatos -a mi entender- se pueden realizar de diversas formas, principalmente dos: al estilo del sobresaltado despertar de la pesadilla angustiosa, si se quiere, de una pesadilla en vigilia como acontece en Mauricio y Wendla, en los que cobra valor un morir a la manera ajena, sin dilaciones. Y a la manera de un sueño, de un ensueño diurno, al estilo de Melchor, en el cual se despliega un morir a la manera propia, mediante rodeos.