Lo que quiere "La mina del Ford"
La autoría de las composiciones que hoy identificamos como tangos se cristaliza una vez que convenimos en referirnos a ellas como fenómenos integrados por una letra para cantar y una partitura musical. A partir del concepto de performance, como pose y representación doble (del cantante y de los role...
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| Autor principal: | |
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| Formato: | Artículo revista |
| Lenguaje: | Español |
| Publicado: |
Instituto de Literatura Hispanoamericana (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires)
2016
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| Materias: | |
| Acceso en línea: | http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/zama/article/view/2197 |
| Aporte de: |
| Sumario: | La autoría de las composiciones que hoy identificamos como tangos se cristaliza una vez que convenimos en referirnos a ellas como fenómenos integrados por una letra para cantar y una partitura musical. A partir del concepto de performance, como pose y representación doble (del cantante y de los roles que exige la interpretación de la canción), la autoría definitiva se desplaza hacia el intérprete cuando transforma esa composición en una canción propia. Se analiza aquí el caso de “La mina del Ford”, tango-milonga humorístico compuesto para ser interpretado por una voz femenina que, en la versión grabada por Carlos Gardel en 1924, se vuelve narración de la escena de separación. |
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