En torno a la catolización y peronización de la formación de maestros. San Luis 1943-1955

El presente trabajo tiene como objetivo analizar el proceso de transformación operado en la formación de maestros durante el primer gobierno peronista, en relación a contenidos y formas de transmisión ligadas a la religión católica y al peronismo, en el magisterio de San Luis. Esta producción consti...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Domeniconi, Ana Ramona Isabel, Auderut, Olga Cristina
Formato: Artículo revista
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Humanas. Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales. (NEES) 2014
Materias:
Política educativa
Educación
Formación de docentes
Peronismo
Argentina
San Luis
Catolicismo
Siglo XX
Acceso en línea:http://www.ridaa.unicen.edu.ar/xmlui/handle/123456789/213
Aporte de:
Repositorio Institucional de Acceso Abierto (RIDAA) de Universidad Nacional del Centro
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description El presente trabajo tiene como objetivo analizar el proceso de transformación operado en la formación de maestros durante el primer gobierno peronista, en relación a contenidos y formas de transmisión ligadas a la religión católica y al peronismo, en el magisterio de San Luis. Esta producción constituye un avance de investigación del PROICO “La formación de maestros en la provincia de San Luis, entre 1943-1952. Política, Cultura y Sociedad”, de la Universidad Nacional de San Luis. La Iglesia Católica logró recuperar legalmente, el poder perdido en el campo educativo con la sanción de la Ley 1420, a partir de la aprobación del Decreto 18.411, en diciembre de 1943. Cabe recordar que la institución mencionada nunca se resignó a dicha pérdida y que en forma conjunta con instituciones laicas y diferentes actores, trabajaron con el propósito de lograr el restablecimiento de la “Nación católica”. El Decreto mencionado implantó la enseñanza de la “Religión Católica”, como materia ordinaria de los planes de estudio en todas las escuelas públicas primarias, postprimarias, secundarias y especiales. Quedaron exentos de esta instrucción aquellos alumnos de otras religiones y cuyos padres así lo solicitaran. Para este grupo se le ofreció el dictado de cursos de Moral. La Iglesia logró con este mismo instrumento legal tener el poder a través de la creación de la Dirección General de Instrucción Religiosa y la Inspección General de Instrucción Religiosa. Estas instituciones tuvieron a su cargo la organización del dispositivo de la enseñanza religiosa en las escuelas, en relación a la elaboración de los contenidos, los libros de textos escolares para cada curso, la designación de los docentes y el control de los registros de los sujetos destinatarios. Tal como lo plantean algunos autores (Bianchi, 2001; Buchrucker, 1987; Caimari, 1994) la alianza entre la Iglesia Católica y Perón fue viable a partir de un “puntos de contacto de las ideas de Perón con la doctrina social de la Iglesia”, en particular en aquellos principios contenidos en algunas encíclicas. Para este líder era fundamental contar con el apoyo de esta institución y para ésta tal alianza le ofrecía las condiciones de posibilidad para la recuperación de la hegemonía, la que habría sido provisoriamente alcanzada a partir de la transformación del Decreto, antes mencionado, en ley en 1947. El Episcopado argentino, conjuntamente con las instituciones antes mencionadas, fueron elaborando los contenidos de los diferentes cursos, conforme la implementación de los mismos, que se hizo de manera paulatina. A medida que avanzaba el tiempo los programas se tornaron más detallados, llegando algunos a incluir recomendaciones didácticas para los profesores. Hacia 1950 existían programas para todos los cursos y para todas las modalidades de la enseñanza, quedando así organizada la enseñanza religiosa para la formación de maestros que incorporó, en el programa de estudios de 1948, un curso especial en quinto año denominado, “Magisterio de la Iglesia”. Conjuntamente con la elaboración de programas estuvo la edición y aprobación de los textos que desplegaron los contenidos establecidos y autorizados previamente. Entendemos que todo este proceso intentó la catolización de la formación docente. Al mismo tiempo Perón, en el gobierno, inicia reformas para el nivel secundario mediante el Decreto 26.944 de setiembre de 1947, argumentando la necesidad de “unidad de concepción” de todo el sistema educativo; para ello se decidía una revisión de planes de estudios y programas de todos los niveles educativos con el fin de organizarlos en torno a materias formadoras en la conciencia de la historia argentina y nuestro propio idioma. El nivel secundario era clave para la consolidación del peronismo, puesto que los egresados serían los miembros de la futura clase dirigente, funcionarios y los posteriores estudiantes universitarios, pero también se formaban los maestros, a los cuales Perón concebía como difusores indispensables de la doctrina peronista. Las modificaciones realizadas a los programas de secundaria se basaron en una crítica a la ausencia de “espíritu nacional”, respondiendo a una orientación enciclopedista que incorporaba contenidos extranjeros. En este sentido con el propósito de otorgar un carácter nacional a la educación, desde 1952 se introdujeron como contenidos la Constitución de 1949, para que los alumnos conocieran los cambios positivos que se habían introducido, como así también la obra realizada por el gobierno de Perón. Como parte de las reformas de las que fue objeto el nivel medio, un decreto de marzo de 1952 homogeneizó el ciclo básico del mismo, con el fin proporcionar una formación común a los estudiantes y al mismo tiempo brindar movilidad de una modalidad a otra. La reforma curricular tuvo en cuenta que la razón que motivaba fracasos y abandonos de la escuela secundaria era el cambio que se producía en el pasaje del primario al medio puesto que el alumno transitaba desde la acción educadora del maestro a una diversidad de influencias de parte de un conjunto de profesores. Para dar solución a esta diversidad de criterios que provocaba la desorientación del alumno y con el fin dar encontrar una rápida solución al problema, se pensó en la necesidad de que los profesores coordinasen sus tareas en torno a un eje o núcleo. Fue así que, a partir de 1953, a la materia Cultura Ciudadana se le concedió un papel central en los planes de estudio, que incluyó como parte de sus contenidos la obra llevada a cabo por el peronismo. Es necesario destacar que las reformas del sistema educativo realizadas por el peronismo fueron graduales, pero puede decirse que los cambios orientados a producir la “peronización” de la sociedad argentina cobraron lugar a partir de la Reforma Constitucional de 1949 y del Segundo Plan Quinquenal del año 1952. En la reforma constitucional se dedicó especial atención a la universidad, institución que constituía un foco opositor al peronismo, por ello se estableció la obligatoriedad de cursos de formación política para los estudiantes universitarios. Los contenidos de tales cursos, al igual que para la escuela primaria y secundaria, estaban centrados en principios de la doctrina peronista y los objetivos y logros alcanzados por el gobierno de Perón. El Segundo Plan Quinquenal, de fines de 1952, interpretamos que produjo una división del proceso de reforma del sistema educativo en dos grandes periodos, marcada a partir de 1953 por una evidente finalidad de difundir la doctrina peronista, convertida en Doctrina Nacional, en todas las instituciones del sistema educativo. Del análisis de circulares encontradas en los archivos de las escuelas normales de la ciudad de San Luis y de entrevistas en profundidad con maestros normales podemos decir que hubo un intento de peronizar y catolizar la formación docente, a través de otros espacios curriculares de adoctrinamiento y de la lectura de libros de texto de primaria que utilizaban los futuros maestros para las prácticas de la enseñanza.

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