Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve

En la primera mitad del siglo diecinueve, los letrados criollos representantes de la Ilustración cubana, alentados por un incipiente sentimiento patriótico proponen embrionarios proyectos culturales y políticos tendientes a pensar la identidad nacional en términos diferenciadores. Aunque Cuba logre...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Bruno, María Pía
Otros Autores: Chicote, Gloria
Formato: Tesis Tesis de doctorado
Lenguaje:Español
Publicado: 2015
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/49502
https://doi.org/10.35537/10915/49502
Aporte de:
id I19-R120-10915-49502
record_format dspace
institution Universidad Nacional de La Plata
institution_str I-19
repository_str R-120
collection SEDICI (UNLP)
language Español
topic Letras
Cuba
Literatura
romancero
patria
spellingShingle Letras
Cuba
Literatura
romancero
patria
Bruno, María Pía
Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
topic_facet Letras
Cuba
Literatura
romancero
patria
author2 Chicote, Gloria
author_facet Chicote, Gloria
Bruno, María Pía
format Tesis
Tesis de doctorado
author Bruno, María Pía
author_sort Bruno, María Pía
title Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
title_short Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
title_full Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
title_fullStr Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
title_full_unstemmed Imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
title_sort imágenes de la patria en el romancero cubano del siglo diecinueve
publishDate 2015
url http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/49502
https://doi.org/10.35537/10915/49502
work_keys_str_mv AT brunomariapia imagenesdelapatriaenelromancerocubanodelsiglodiecinueve
bdutipo_str Repositorios
_version_ 1764820474946125828
description En la primera mitad del siglo diecinueve, los letrados criollos representantes de la Ilustración cubana, alentados por un incipiente sentimiento patriótico proponen embrionarios proyectos culturales y políticos tendientes a pensar la identidad nacional en términos diferenciadores. Aunque Cuba logre la separación de la corona española en 1898, esta verdadera peripecia de la invención de la patria halla un momento de eclosión muy particular hacia 1830 cuando los intereses –muchas veces contradictorios –del sector criollo se canalicen en una multiplicidad de discursos (jurídicos, literarios, científicos, filosóficos -ensayísticos) que ponen en evidencia la emergencia de una conciencia de clase que reclama a la metrópoli peninsular el reconocimiento de la autonomía cultural y política de los cubanos. Ese caudal discursivo que es depositario de tensiones irresueltas se ofrece como un corpus solvente para indagar las representaciones que se configuran sobre la patria. Al mismo tiempo, esas textualidades delatan un escenario de polémicas respecto de ciertas construcciones de sentido generadoras de exégesis, tales como los pares “tradición y modernidad” o “nacionalismo y americanismo”, entre otros. En la articulación de los imaginarios propuestos, los letrados cumplen un rol central, “visagra” (Altamirano 2008) al proponer y mediar la recepción de tales configuraciones. En este contexto debemos situar la figura de Domingo del Monte (1804-1853) y reconocer en él “una propiedad irradiante” (García Marruz 2008) que lo ubica en el centro del ámbito letrado decimonónico. Entre los múltiples gestos culturales que impulsa Domingo del Monte, nos llama particularmente la atención la producción de un romancero de tema patriótico. En la vacancia de estudios sobre este repertorio convenimos la importancia de su abordaje, pues ha sido la narrativa anti-esclavista del período la producción más trabajada por la crítica (Benítez Rojo 1988, Salvador Bueno 1988, Vera León 1991, Ramos 1996, Civantos 2005, Miller 2005, entre otros). El vacío crítico sobre este romancero nos permite la formulación del problema y, por otro lado, nos genera el desafío inaugural de su estudio. Este vacancia de estudios nos conduce a pensar que –de alguna manera –esta investigación contribuye a la difusión de este corpus de romances, pues pretendemos, por un lado, describir las características del ámbito letrado en el que se inscribe la producción de los romances cubanos y con ello establecer algunas relaciones entre los autores y el contexto histórico, por ejemplo, los vínculos de los escritores con el sector de la sacarocracia, y con el contexto cultural, por ejemplo, considerar las relaciones con las corrientes estéticas vigentes, como el neoclasicismo y el romanticismo. Por otro lado, analizaremos las imágenes de la patria que se elaboran en el romancero, es decir, exploraremos las figuraciones y las metáforas que, entendemos, articulan un ideario patriótico que se corresponde con una concepción racial y cultural que concibe una cubanidad “criolla y blanca”. Por último, pretendemos explicar en este contexto de reafirmación de la identidad criolla la elección del romance para la transmisión de valores y de idearios patrióticos. Al mismo tiempo, procuraremos esclarecer los vínculos con otras tradiciones literarias que se desarrollan a la par, como la décima y el romancero tradicional español. Efectivamente, como hemos referido, hacia el tercer decenio del siglo diecinueve, emerge una conciencia de grupo que sitúa a la Ilustración criolla como articuladora de un imaginario simbólico que se proyecta en una tendencia literaria denominada “criollismo” y en un género particular, el romance. Por supuesto, dada la importancia de la décima en el desarrollo literario de Cuba, estimamos que en un estudio sobre el romancero deben considerarse, y problematizarse, las interrelaciones entre estos dos géneros. Con esta investigación pretendemos re-descubrir un corpus que –por diferentes motivos –la crítica no ha abordado y, con ello, tratar de explicar su emergencia a partir de considerar, por un lado, la proto-organización de un ámbito letrado que insinúa cierta autonomía y, por otro, sondear las postulaciones discursivas de los letrados sobre la identidad patriótica. En consecuencia, queremos indagar en este repertorio cómo se configuran distintas imágenes de la patria en función de un proyecto político y cultural que posiciona a los letrados criollos como protagonistas. En este sentido, proponemos como hipótesis inicial que los romances cubanos ponen de manifiesto la conciencia del sector criollo respecto de la necesidad de configurar un imaginario sobre la patria cubana que se proclame diferente de la metrópoli y, al mismo tiempo, homogeneizador de las diferencias. Asimismo, entendemos que la elección del romance como género tiene estrecha relación con el movimiento criollista o nativista que marca la tendencia literaria de la primera mitad del siglo diecinueve. Y que de alguna manera, el romance enlaza culturalmente a Cuba con España, es decir, posibilita en lo formal la enunciación de culturas “equiparables”, y por tanto, promueve una posición autónoma. La elite criolla letrada sabedora del valor histórico del romance, de su vinculación con la esfera popular, se apropia y usa este género (Ludmer 1988) para introducir determinados valores culturales y una particular visión de la historia que se articula en el criollo blanco (guajiro) como portador de la autoctonía y de los valores patrios. Si bien Samuel Feijoo reúne en su antología del romancero a veintiocho escritores cuyas obras se extienden desde la década del treinta a 1886, para esta investigación seleccionamos un corpus correspondiente a siete autores: Francisco Pobeda y Armenteros (1796-1844), Domingo del Monte (1804-1853) José Ramón Vélez Herrera (1808-1886), José Jacinto Milanés (1814-1863), Miguel Teurbe Tolón (1820-1857), Joaquín Lorenzo Luaces (1826-1867) y José Fornaris (1827-1867) cuya producción romancística se enmarca en el lapso de estudio estipulado: 1830-1868. La justificación del recorte temporal radica en que tomamos como fecha de inicio la irrupción de Domingo del Monte en el ámbito cultural de la isla, a partir de las diversas funciones que desarrolla en el Sociedad Económica Amigos del País y considerando la fecha de publicación de las Rimas americanas, 1833, antología en la cual se publican los cuatro romance del autor. Dado que nuestra intención es indagar en el romancero la configuración de una primera matriz simbólica, que exprese una cubanidad en ciernes, como fecha de corte proponemos 1868, pues es el año en que se inicia la primera guerra en pos de la independencia cubana (1868-1878) conocida como la “Guerra Grande” o “Guerra de los diez años”. En cuanto a la construcción del corpus, para esta investigación seleccionamos un grupo de autores en cuya obra advertimos, de manera paradigmática, una serie de imágenes sobre la patria que consideramos operan como una plausible resolución al dilema que genera en el sector criollo la formulación de una identidad homogénea. En correspondencia con este criterio, el corpus de esta tesis está compuesto de la siguiente manera: -Domingo del Monte (1833): “El montero de la sabana”, “El desterrado del hato”, “El guajiro”, “La patria”. -Francisco Poveda y Armenteros: “Leyenda cubana” (1832), “Leyenda primera. Leonardo Fernández y Lutgarda Flores” (1831), “Leyenda segunda” (1832); “Leyenda tercera. Carlos Bravo y Luisa Aguirre” (1846); “Leyenda cuarta. María y Jesús Contreras” (1833); “Leyenda quinta. La vida del mayoral” (1855); “Leyenda sexta. Juan Pérez de la Rosa” (1833); “El día de la tormenta” (1855) y “Leyenda. La vida del Majagüero” (1855). -Ramón Vélez Herrera: “Elvira de Oquendo o los amores de una guajira” (1840), “La pelea de gallos” (1856), “El combate de las piragüas” (1856) -José Jacinto Milanés: “El negro alzado”. -Miguel Teurbe Tolón (1856): “El pollo de Juan Rivero”, “Un rasgo de Juan Rivero”. -Joaquín Lorenzo Luaces (1857): “El tuerto de Guanajay”. -José Fornaris (1855-1868): “La flauta triste”, “La madrugada en Cuba” (1868), “La tarde” (1867), “Las palmas”, “Managua” . Pero además, sumamos a este corpus primario compuesto por romances, otras textualidades: cartas, artículos periodísticos, prólogos que nos permiten enriquecer la mirada sobre el romancero al comprender cómo se configura el ámbito letrado en el cual emerge esta producción singular. El análisis de estas textualidades, que conforma un corpus subsidiario nos posibilita diagramar el entramado cultural del periodo, establecer relaciones entre los letrados y caracterizar los espacios de sociabilidad y las prácticas de lectura que permiten la circulación y difusión de diversos textos. En este sentido, el Centón epistolario de Domingo del Monte se aprecia como una voluminosa obra que reúne la correspondencia personal del autor. Tomamos como corpus de referencia el volumen II, que comprende la correspondencia entre 1836-1840. Asimismo, consideramos valiosos otros textos entre los que se destacan algunos informes que eleva a la Sociedad Económica Amigos del País como secretario de la Comisión Permanente de Literatura, de la sección de Educación de esa institución y artículos publicados en distintas revistas. Según este criterio, el corpus subsidiario está compuesto de la siguiente manera: -Del Monte, Domingo (1836-1840) Centón Epistolario, Vol.2. __________ (1831 -1836) “Informes y exposiciones pedagógicos” en Exposición de las tareas de la Comisión Permanente de Literatura de la Sociedad Económica Amigos del País. _________ “Primeras poesías líricas de España” en Revista Bimestre. Num.1 mayo-junio 1831. __________ (1837) “El poeta”, El Aguinaldo Habanero, La Habana. __________ (1838) “La poesía en el siglo XIX”, El Álbum, La Habana. -Herrera Dávila, Ignacio (1833) Rimas americanas. La tesis se estructura en cuatro capítulos. En el capítulo I, “Los letrados en la configuración de la patria cubana” proponemos un acercamiento teórico a los tres ejes nucleares de tesis: letrados / imaginarios / patria cubana. En este primer capítulo, presentamos el tema y reflexionamos respecto de su complejidad. Para tal fin, proponemos deslindar algunas categorías y nociones, tales como patria y nación, americanismo y criollismo. Cada una articula posiciones conflictivas en torno a los sujetos y a la representación colectiva que asumen. En segundo lugar, expondremos el lugar paradigmático de las élites criollas liberales, con la intención de desplegar las tensiones que modulan sus prácticas y gestos e inscribirlas en un contexto mediato de praxis política. En el capítulo II, “La sociabilidad literaria y las figuraciones de autor” nos proponemos indagar en la configuración de los espacios de circulación y sociabilidad de las letras cubanas que se gestan en la década de 1830 a 1840. El abordaje de estos ámbitos de promoción cultural tiene como objetivo caracterizar el medio letrado en el cual Domingo del Monte alienta el proyecto de un romancero cubano e instala entre sus contemporáneos el debate sobre las matrices simbólicas que buscan definir la identidad cubana. Para ello, repararemos en distintos iniciativas que visibilizan de qué modo se trazó en Cuba un proceso de configuración de lo nacional que puede analizarse a la luz de otras experiencias culturales y sociales generadas en el mismo periodo en el continente hispanoamericano. En este sentido, la réplica de estas experiencias pone en escena elementos comunes que permiten considerar la formulación de un trayecto ideológico ilustrado de sesgo americanista. En el capítulo III, “La búsqueda del lenguaje patriótico” partimos de considerar que la función performativa, ética y pedagógica que se asigna al discurso político y ficcional del período se inicia con los primeros intentos por fundar una retórica verbal e iconográfica que exprese este incipiente deseo de autonomía. En este vértice, eclosiona la preocupación por la búsqueda de un lenguaje nacional. Nos preguntamos, entonces, ¿qué lengua y qué forma serían las más idóneas para expresar el ideario patriótico? Si en los capítulos anteriores señalamos la centralidad de la figura de Domingo Del Monte en la primera mitad de siglo, en este capítulo nos proponemos abordar, por un lado, su concepción de la lengua y la literatura, en relación al proyecto que alienta entre sus pares: la producción de un romancero cubano. Por otro, y en estrecha relación con la autoconfiguración de mentor de las letras cubanas, analizaremos las figuraciones de autor que perfiladas en algunos de sus escritos. En el capítulo IV, “Figuraciones de la patria en el romancero del siglo diecinueve” analizamos un corpus de romances producidos por Domingo del Monte y algunos de sus contemporáneos, como Francisco Pobeda y Armenteros, Ramón Vélez Herrera, José Jacinto Milanés, Miguel Teurbe Tolón, Joaquín Lorenzo Luaces y José Fornaris cómo se configura el imaginario patriótico y, con ello, explorar qué representaciones se elaboran en este repertorio sobre los sujetos, el espacio, la cultura y la literatura. Nos interesa, por un lado, analizar las figuraciones y las tensiones en torno al imaginario desplegado y, por otro, poner de manifiesto las estrategias que permiten esa representación en correspondencia con las corrientes estéticas que las contienen. Asimismo, en este capítulo planteamos las relaciones del romancero letrado con otras tradiciones, como la décima y el romance tradicional español. Para finalizar, en las conclusiones proponemos la revisión crítica del itinerario propuesto, la reflexión sobre algunos núcleos temáticos que condensa la tesis y señalamos algunas proyecciones temáticas y genéricas del romancero decimonónico hacia el siglo veinte.