Presentación
Todos bien sabemos que el campo de los estudios sobre la educación no es único e inamovible, sino que es un campo de configuración histórica, y en él, como en todo campo de saber, se llevan adelante luchas que pelean por fijar sus alcances y límites, debates por fijar sentidos, zonas grises donde...
Guardado en:
| Autor principal: | |
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| Formato: | article artículo publishedVersion |
| Lenguaje: | Español |
| Publicado: |
Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Humanidades y Artes. Escuela de Ciencias de la Educación
2018
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| Materias: | |
| Acceso en línea: | http://hdl.handle.net/2133/11821 http://hdl.handle.net/2133/11821 |
| Aporte de: |
| Sumario: | Todos bien sabemos que el campo de los estudios sobre la educación no
es único e inamovible, sino que es un campo de configuración histórica, y en
él, como en todo campo de saber, se llevan adelante luchas que pelean por
fijar sus alcances y límites, debates por fijar sentidos, zonas grises donde la
reflexión y la investigación sobre el fenómeno educativo se entrecruza con otros
campos, por momentos se superponen y se disputan ámbitos de incumbencia.
Y, tal como lúcidamente lo planteara Bourdieu, en un campo dado, cuando un
elemento se modifica, se altera o se transforma, también lo hace el conjunto.
Y, si de relaciones entre elementos se trata, rápidamente podemos enumerar
en el campo educativo elementos “alterados”, en debate o en transformación:
los modos de acceder al conocimiento, el impacto de la tecnología en la vida
cotidiana, las configuraciones subjetivas de alumnos y docentes, los vínculos
intergeneracionales, el vínculo entre estado y sociedad. |
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