Enrique Barros.

En 1968 Gregorio Bermann escribió un texto titulado Enrique F. Barros, líder de la Reforma Universitaria, cuya versión mimeografiada se conserva entre sus papeles personales; en su archivo personal se conservan, además, una serie de borradores del mencionado texto que permiten seguir el proceso de e...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Bermann, Gregorio, Requena, Pablo Manuel (Comentarios)
Formato: book
Lenguaje:Español
Publicado: Centro de Estudios Avanzados 2018
Materias:
Acceso en línea:http://hdl.handle.net/11086/6594
Aporte de:
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description En 1968 Gregorio Bermann escribió un texto titulado Enrique F. Barros, líder de la Reforma Universitaria, cuya versión mimeografiada se conserva entre sus papeles personales; en su archivo personal se conservan, además, una serie de borradores del mencionado texto que permiten seguir el proceso de escritura. Si bien en varias ocasiones ya había escrito sobre la Reforma Universitaria durante los años 30 y 40 (en 1946 en la colección Cuadernos Americanos publicó el clásico Juventud de América. Sentido histórico de los movimientos juveniles), los manuscritos en cuestión datados en la segunda mitad de los años 60 evaluaban a la Reforma desde el marco temporal de la radicalización política de los años 60; en este sentido, podemos decir que a diferencia de las primeras intervenciones, ancladas en el marco de referencias del ensayo de interpretación (tenía aires de familia con textos como La Universidad. Teoría y acción de la Reforma de Julio V. González), las más tardías intentaban entender los acontecimientos que se estaban precipitando tanto en el continente como en Europa Occidental a partir de las coordenadas de la propia experiencia juvenil. Tal vez, el texto que mencionamos forme parte de un tardío ciclo de autorreflexión que tiene su forma más acabada en el prólogo que Bermann escribió a la recopilación de textos de Deodoro Roca que la editorial Eudecor publicó en 1968 con motivo del cincuentenario de la Reforma. Si bien en la figura de Bermann se condensan varias coordenadas de la política argentina y latinoamericana de parte del siglo XX –un derrotero vital pero también político-ideológico que va desde el latinoamericanismo reformista a la revolución cubana y desde José Ingenieros a Mao Tsé Tung y Ernesto Che Guevara– por cuestiones de recorte temático nos limitaremos a reconstruir sus derivas en el mundo del movimiento estudiantil. Bermann no era cordobés: había llegado a la ciudad de Córdoba procedente de Buenos Aires, en cuya Universidad estudió medicina y filosofía. Precisamente en la Facultad de Filosofía y Letras era presidente del Centro de Estudiantes en 1918, lo que lo llevó a ser enviado por la Federación Universitaria de Buenos Aires a la ciudad de Córdoba para llevar adelante una especie de corresponsalía; de hecho a él le debemos algunas de las mejores crónicas y análisis del conflicto cordobés. A partir de ese momento el vínculo con Córdoba parece haberse ido sedimentando de manera rápida pues para 1921 lo encontramos ya instalado en la ciudad dirigiendo la Biblioteca Mayor, dirigiendo la Revista de la Universidad Nacional de Córdoba y ejerciendo la docencia en la Facultad de Ciencias Médicas en la cátedra de Medicina Legal y Toxicología. En 1925 lo encontramos como orador en el funeral cívico que se le organizó a José Ingenieros, en 1931 participó de la Alianza Civil entre socialistas y demócratas progresistas que en Córdoba tuvo como candidatos a Deodoro Roca y a él y durante los años posteriores lo encontramos entre los nombres que financian a la revista Tribuna Socialista que aparece entre 1933 y 1936: su Instituto Neuropático ubicado en el barrio Las Rosas es uno de los anunciantes del órgano de prensa del Comité Provincial del PS (sobre Tribuna Socialista, véase Dujovne, 2003). Los tres elementos que narramos brevemente dan cuenta de que Bermann estaba sólidamente instalado en el marco de la sociabilidad de los viejos reformistas. Al igual que la mayor parte de los reformistas fundió su latinoamericanismo en un antifascismo que lo llevó en 1936 a participar como médico en el bando republicano durante la guerra civil española y en 1946 a denunciar el escaso apego a la democracia del naciente régimen peronista ante la también naciente Organización de las Naciones Unidas . En el tramo final de su vida, ya en los años 60, aportó un dinero con el que se abrió la editorial Eudecor, a la que le debemos el volumen El drama social de la Universidad que en 1968 recopilaba escritos de Deodoro Roca, que dirigía José Aricó y que como parte de un acuerdo con la Federación Universitaria de Córdoba liderada por Abraham Kozak incluyó dentro de su catálogo una colección titulada Cuadernos de la FUC (Burgos, 2005: 150 y 151; la revisión del catálogo de Eudecor, en García, 2013). Con Aricó tenían en común el haberse alejado ambos del Partido Comunista Argentino entre finales de los años 50 y principios de los 60; al final de su vida, en 1989, el villamariense escribió que había un hilo rojo que atravesaba las dos experiencias –la reforma y Pasado y Presente– poniendo el énfasis de su hipótesis en la figura de Saúl Taborda, sin embargo los habituados a la filología ariconiana recordarán que en una nota al pie en La cola del diablo en los 80 Aricó recordó que la primera mención de Gramsci la tuvo de una nota que Bermann publicó en el semanario comunista Orientación. Más aun, durante los años 60 Bermann ya había colaborado al menos una vez con el grupo de Aricó: en 1963 en el primer número de Pasado y Presente.