Challenge and oportunities for cientific research in the faculty of medical sciences. National university of Córdoba, Argentina

Al responder a la invitación del Editor en Jefe de la Revista de la Facultad de Ciencias Médicas,  para desarrollar en esta Editorial algunas reflexiones sobre la Investigación Básica en nuestra  Facultad, surgió de inmediato la vigencia de la metáfora que hace muchas décadas plasm...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Eynard, Aldo Renato
Formato: Artículo revista
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Nacional Cba. Facultad de Ciencias Médicas. Secretaria de Ciencia y Tecnología 2019
Materias:
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Acceso en línea:https://revistas.unc.edu.ar/index.php/med/article/view/26382
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description Al responder a la invitación del Editor en Jefe de la Revista de la Facultad de Ciencias Médicas,  para desarrollar en esta Editorial algunas reflexiones sobre la Investigación Básica en nuestra  Facultad, surgió de inmediato la vigencia de la metáfora que hace muchas décadas plasmara unos  de los patriarcas de la Ciencias Biomédicas de Argentina e inspirador de la creación del CONICET 50 años atrás, don Bernardo Houssay. En esencia es ésta: la investigación "básica" es a la  “aplicada" lo que los arroyos y vertientes son al río caudaloso. O sea, son inseparables la una de la  otra y considerarlas como divorciadas sería caer en un falso dilema. Sin embargo, en disciplinas  fuertemente profesionalizadas como la médica, esta errónea opción ha sido una de las causas del  lento pero incesante deterioro de las actividades de la investigación científica y técnica (CyT) que,  bueno es aclararlo al inicio, no tiene que ver con una u otra gestión académica. Mas bien, se  relaciona con un difuso pero hondamente arraigado pensamiento del omún colectivo de muchos  de nuestros médicos y de otros profesionales de la salud, en el sentido que la CyT es una actividad  un poco romántica y "extraña". Discursos aparte, en los hechos se considera que la CyT poco tiene  que ver con la práctica médica real.  Adicionalinente, no es una actividad que brinde mucho  “lustre" y prestigio —menos aun recompensas económica acorde al esfuerzo - no siendo casi  considerada como una opción profesional por los jóvenes médicos. No es el objetivo de estas  reflexiones hacer un análisis meduloso de la situación de la CyT, o de los investigadores, en nuestra FCM, menos aun sentar polémica. pero si identificar algunas dificultades y las opciones  que afortunadamente se avizoran. Aunque las comparaciones son odiosas, pueden ser también  genuino acicate para emular, cuando observamos Facultades de nuestra Universidad Nacional de  Córdoba (UNC) que también tienen como ejes disciplinarios las Biociencias y las Ciencias de la Salud y que han consolidado una destacada actividad en CyT, resolviendo exitosamente, con coherentes políticas a largo plazo, problemas similares abs que hoy afronta la nuestra. Basta  mencionar que de acuerdo a algunos de los patrones universales para mensurar el estado de las  actividades de CyT en nuestra FCM, que luego son tenidos muy en cuenta para evaluaciones del  grado y postgrado por parte de la CONEAIJ (1), nuestro número de contribuciones científicas en publicaciones periódicas internacionales es escaso. Cualitativamente, salvo excepciones, las  mismas son de bajo impacto según criterios bibliométricos universalmente aceptados. La  producción de patentes y transferencias tecnológicas a la industria y la comunidad son asimismo  pocas. El creciente número de docentes incorporados al Sistema de Incentivos a los Docentes- investigadores (SIDI) de la Secretaria de Políticas Universitarias (SPU) ha sido y es un estímulo  beneficioso para desarrolla actividades científicas, pero transcurrida mas de una década desde su implementación, ello no se ha reflejado en un aumento de la producción científica y formación de  RRHH calificados, como serían un incremento significativo de Tesis de Doctorado y de Maestrías  que hubiesen dado origen a publicaciones con las características antes mencionadas, transferencias o patentes en especial cuando se las coteja con el número de DI categorizados,  especialmente en las categorías 1 y II. (2) Esta situación es aún más seria en  las áreas  denominadas clínico- quirúrgicas y de las especialidades,  pues los Profesores o Jefes no están suficientemente familiarizados con las complicadas acciones a seguir para postular exitosamente a  fondos de los Organismos Promotores de CyT, como CONICET, Agencia Córdoba Ciencia o Agencia Nacional (FONCYT), quedando como único apoyo financiero para sus investigaciones los aportes  de los laboratorios de la industria farmacéutica que operan en el país, a veces emnarcado en los  intereses de éstos. El panorama de los investigadores Miembros de la Carrera del Investigador Científico (CIC) del CONICET (3) en nuestra FCM también es preocupante. Actualmente no suman  una docena, menos de la mitad de ellos son médicos, la edad promedio está mas bien cerca de la  sexta década y los jóvenes investigadores (4) que harán el recambio generacional son menos aún, por lo cual la mermada pirámide poblacional se angosta en la base y es fácil colegir lo que ello  significa para el futuro próximo, si no se modifica esta tendencia declinante. Para nuestra  Facultad,  creada en 1878, por las mentes preclaras y voluntades tesonera de dos visionarios tan  disímiles aparentemente como Henry Wyemberg y el Rector Dr. Manuel Lucero, el panorama no  es muy alentador (5). Sin embargo, hay algunas experiencias y oportunidades, algunas ya de larga  data en nuestra FCM, mientras que otras se están gestando afuera, que es Importante conocerlas y  aprovecharlas de modo que sirvan de palanca para motorizar cambios favorables a la situación  que se ha esbozado, especialmente en la Carrera de Medicina. Lamentablemente, aún hoy los futuros médicos realizan escasa prácticas sistemáticas y formativas en CyT. En cambio, la  participación activa de los estudiantes de grado de algunas  Licenciaturas que se cursan en nuestra FCM, que implica aprobar un Trabajo Final de Investigación supervisado, donde deben planificar,  implementar, desarrollar y redactar una investigación, ha brindado excelentes resultados, que se  objetivan  claramente a casi dos décadas de su implementación en las capacidades mencionadas  n  los Licenciados ya graduados. Por otra parte, en marzo pasado, el Ministerio de Educación, Ciencia  y  Tecnología (MECT) de la Nación, a través  de la Secretaria de políticas Universitarias (SPU)  publicó un documento muy importante denominado 'Lineamientos sobre políticas Universitaria  Argentina", en el marco de la Ley de la Nación 26.075 (6). En el mismo se precisa que si bien la  Universidades seguirán recibiendo los presupuestos según su historia y el posicionamiento relativo  de cada una de ellas para lograr fondos y partidas (que, como es conocido, en su inmensa mayoría se destinan al pago de sueldos), se dispondrán adicionalmente de significativas partidas de fondos.  Pero estos últimos se distribuirán según áreas prioritarias ligadas a los desarrollos locales y  regionales. En particular, el punto 5 de ese documento alude a la posibilidad de obtener fondos  significativos para mejorar la calidad de la docencia y la investigación científica (7) . Es importante señalar que hay que competir por dichos fondos, sobre la base de Proyectos, bien redactados y  consensuados al nivel de la Institución, que plasmen una estrategia clara en las áreas prioritarias  para la  Editorial 7  Nación, por un lado, en el marco de las pertinencias (8) y prioridades del desarrollo regional establecido por las políticas de cada Universidad, por el otro. Al respecto, es  alentador que la SPU manifiesta claramente: "Es decisión de la SPU asociarse con las  niversidades  en la búsqueda de acuerdos para elaborar y llevar adelante políticas públicas que impulsen el  desarrollo universitario y coadyuven al mejor desempeño de las instituciones". Las prioridades  regionales para nuestra FCM deberían identificarse con la ayuda de medulosas investigaciones Epidemiológicas, que son la base para la toma de decisiones en políticas Salud Pública. Los enfoques epidemiológicos multidisciplinares en Ciencias de la Salud, con sus poderosos recursos metodológicos, constituyen aún una sensible área de vacancia, que urge desarrollar en nuestro  medio en particular, y en Argentina, en general.  su vez, desde fines del año pasado el CONICET  está impulsando una nueva política de sus Institutos, revitalizando las ya existentes y propiciando  la creación de otros, considerando también - y estoes novedoso y auspicioso- problemáticas prioritarias y áreas de vacancia en el país, en el marco de las pertinencias y necesidades  regionales. En el sitio web del CONICET (9) bajo el titulo "Nueva políticas de Institutos" se puede  analizar este eliminar documento. Algunos de sus objetivos principales es que esta Institución pretende que a fines del 2007 o inicios del 2008, el 80% de sus Investigadores Miembros de la CIC  estén formando parte de algún Instituto (10) del CONICET preferentemente con doble  dependencia, académica y del CONICET, con sede en el seno de las Universidades estatales. En este momento, nuestra FCM de la UNC no cuenta con ningún Instituto del CONICET. Tener al  menos uno traería beneficios, motorizaría y ayudaría al desarrollo de la investigación, en especial  orientando colaboraciones con el área clínica, revirtiendo los esfuerzos aislados de los Investigadores, las competencias y celos mal entendidos, los individualismos, la falta de   cercamiento al resto de la comunidad médica. Ello ha representado un factor negativo para la  integración con el área clínico- quirurgica y las especialidades, por lo cual un Instituto de ésta  naturaleza representaría un esfuerzo mancomunado para identificar intereses comunes y áreas de  vacancias de investigación en CyT en el vasto campo de las Ciencias de la Salud. Asimismo, se podría subsanar la crónica falta de recursos, que fue siempre desalentador para los jóvenes  recursos Humanos (RRHH) quienes, luego de completada sus Doctorados y Maestrías en nuestra  FCM suelen optar por integrarse a grupos de otras Facultades, cuyos accesos a cargos docentes  bien remunerados, recursos económicos y actualización en instrumental moderno son muy superiores a la nuestra. Adicionalmente, contar con un Instituto del CONICET sería un factor  favorable para las permanentes evaluaciones Nacionales (CONEAU) e internacionales que se  realizan sobre nuestra casa de estudios, especialmente en la calificación de sus postgrados. Constituyen estas oportunidades una coyuntura novedosa e inédita que aprovechada en un marco  de interés institucional podría ser la palanca de afianzamiento y desarrollo de los objetivos en CyT  de la Facultad, tanto en la formación de RRHH, accesos a fondos  nacionales e internacionales,  adquisición de equipamiento de gran costo y de moderna tecnología y a su vez, núcleo de asociación con otros Investigadores de gran excelencia, que por diversos motivos, no pertenecen a  la Carrera del Investigador del CONICET. Hay que destacar que estos genuinos investigadores, que  usualmente han accedido a cargos de Profesores por Concurso, ejercen su calificada y abnegada  tarea- muchas veces con cargos de semi- dedicación o simples- en las diversas  Cátedras, Institutos  y Escuelas de modo permanente y fructífero. Liderados por sus Autoridades, todos los miembros  de la FCM, interesados en el quehacer científico en el amplia área de Ciencias de la Salud, sin  distingos si son o no miembros de la CIC, deberíamos discutir más temprano que tarde las política  de CyT, responder a la pregunta qué se quiere desarrollar y cómo, deponiendo diferencias e  individualidades. Para ello,  E;] no es redundante apelar a los ejemplos luminosos de Weyemberg y  Manuel Lucero, científico el primero, gran estadista el segundo, que supieron potenciar sus sólidas  Experiencias académicas para fundar hace más 129 años nuestra Facultad de Ciencias Médicas (11).