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|a En el presente trabajo doy cuenta, a través de un método autoetnográfico, de una experiencia como profesor de Prácticas del lenguaje en un tercer año de la ciudad de Berisso en tiempos de pandemia a través de dos registros que intersectan los períodos de la virtualidad y la presencialidad en las aulas. Específicamente analizo el vínculo pedagógico con una alumna (en adelante Sandra) en tanto efectos corporales que me produjo su existencia en el aula, su presencia solitaria lejana a sus compañerxs, su modo de relacionarse conmigo y su manera de apropiarse del conocimiento literario. Esta ponencia analiza esta relación fragmentada a partir de mi diario de investigación, de dos registros de clase y, tangencialmente, de dos de sus escritos literarios producidos en este período, recolectados entre silencios, unas pocas palabras intercambiadas y entre las incomodidades que me producían mis intenciones de acercarme a ella y sus rechazos. Metodológicamente escribo esta ponencia en primera persona. Yo, Fernando Andino, profesor de Literatura, docente universitario, investigador y trabajador de la educación en el Nivel secundario de la Provincia de Buenos Aires, heterosexual, con tres hijxs, originario de la ciudad de Berisso, asumo esta forma de enunciarme como posición política, para problematizarla y que no se presente como un "lugar vacío" (Cornejo Salinas, 2010: 80). Enuncio, a la vez, una pregunta estructurante de todo el ensayo: "¿Cómo dar cuenta de la propia vulneralbilidad?" (Idem.). Entendiendo la noción de vulnerabilidad desde derivas tales como impotencia, incomodidad, desorientación y angustia cuando la relación con una estudiante se vive de manera fragmentada, cortante, fría. Esta relación se inscribe en período de pandemia donde las corporalidades físicas se vieron obligadas a transmigrar a la virtualidad suspendiendo esa performatividad propia del "entre cuerpos" (Butler, 2017: 81) o la "co-presencialidad" (Nancy: 2011) áulica. De pronto, las corporalidades mutaron en fragmentos de mensajes, fotos, consignas, pdfs, videos, mensajes de voz en una multiplicidad de virtualidades caseras hasta que la disminución de contagios propició la apertura de las escuelas con sistemas de burbujas 4 , estudiantes distanciadxs y aulas ventiladas. Frialdad y fragmentariedad organizan el relato de mi relación pedagógica con Sandra y funcionan de la manera en que lo plantea Sara Ahmed (2017): "(...) una sensación no es una reacción organizada o deliberada ante algo. Y es por eso que la sensación importa: lo que te deja es una sensación que no es clara ni distinta. Una sensación suele sentirse en la piel. La palabra sensación refiere tanto a la facultad de sentir como al despertar de una intensa curiosidad, un interés o un entusiasmo. Si una sensación es el modo en que un cuerpo entra en contacto con un mundo, entonces algo se vuelve sensacional cuando ese contacto se hace más intenso" (56).
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