En mi jardín pastan los héroes /

Es indudable que esta novela oculta mucho más de lo que revela. Como toda obra que resume un drama, se propone como un misterio literario cuyas claves son insospechables. Sin embargo, es una historia simple y circular, como el primer diseño del horror. Un escritor, Gregorio Súarez, narrado por el no...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Padilla, Heberto, 1932-2000
Formato: Libro
Lenguaje:Español
Publicado: Barcelona : Argos Vergara, 1981.
Edición:1a. ed.
Materias:
Aporte de:Registro referencial: Solicitar el recurso aquí
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520 |a Es indudable que esta novela oculta mucho más de lo que revela. Como toda obra que resume un drama, se propone como un misterio literario cuyas claves son insospechables. Sin embargo, es una historia simple y circular, como el primer diseño del horror. Un escritor, Gregorio Súarez, narrado por el novelista, narra a su vez la vida iracunda y desesperada de un hombre en la trampa: ese sueño del perseguido que siempre acaba por no ser un sueño. Pero este hombre, Julio, es también el alter ego del narrador y del novelista; todos asumen los papeles infinitos e intercambiables de la mutación anímica: son la víctima y el victimario, el intelectual crítico y el político que lo aplasta. Novela sobre héroes, paradójicamente no tiene héroes. En ella nadie lo es, salvo la gran amenaza que se cierne constantemente sobre los personajes. A lo más pretende reflejar el clima sicológico de un intelectual que vive en medio de la revolución cubana y osa interrogarse sobre ella. En mi jardín pastan los héroes logra que una experiencia traumática, vivida en una de esas hogueras de la Historia, en las que el yo desaparece para dar paso a las monotonías colectivas, se eleve a la categoría de gran literatura. El yo dividido, o mejor, roto en mil pedazos, se niega a formar parte de las nuevas justicias. Este hombre no quiere renunciar al ejercicio de la reflexión, aunque sabe que toda crítica, como en un espejo, puede apuntar a aquel que la formula. Esta ausencia de maniqueísmo, que nos muestra claramente cómo en este tipo de procesos nadie es inocente, es lo que otorga a En mi jardín pastan los héroes esa atmósfera asfixiante, irreparable, que hace dudar del valor de las convicciones, de la vigencia de las ideas, de las necesidades del terror. Sin embargo, Gregorio Suárez piensa que "el verdadero personaje de una novela queda reducida a una apuesta: la escritura debe aspirar a la duración, a una duración que si bien desdeña los "casos" particulares como el de Julio, también desdibuja la faz de los tiranos. 
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