Para Aldo, con el cariño de una argentina

Aldo Rossi fue un gran amigo y una presencia inspiradora, una de esas amistades que se dan pocas veces en la vida y por la cual me siento afortunada. Conocí a Aldo Rossi en Nueva York en 1975 cuando vino por primera vez a dar una conferencia al IAUS y Mario Gandelsonas y yo lo recibimos. Inmedi...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Agrest, Diana
Formato: article published
Publicado: Universidad Torcuato Di Tella. Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos 2017
Materias:
Acceso en línea:http://repositorio.utdt.edu/handle/20.500.130098/6223
Aporte de:
Descripción
Sumario:Aldo Rossi fue un gran amigo y una presencia inspiradora, una de esas amistades que se dan pocas veces en la vida y por la cual me siento afortunada. Conocí a Aldo Rossi en Nueva York en 1975 cuando vino por primera vez a dar una conferencia al IAUS y Mario Gandelsonas y yo lo recibimos. Inmediatamente se estableció una corriente de amistad. Era un momento muy particular, muchas cosas habían pasado y aún estaban pasando en la escena de la arquitectura. Este fue el primer contacto, por lo menos público, de Rossi con Nueva York. Educado en un colegio jesuita, Rossi hablaba castellano perfectamente, un idioma que amaba. Para establecer el contexto en términos de una autobiografía científica, parafraseando a Rossi, tengo que retroceder un año más.