Enfermedades Emergentes: Capilariasis en perros y gatos

Si las relaciones entre individuos de una misma especie pueden ser sumamente complejas, las relaciones entre individuos de especies distintas lo son aún más. Que alguien que nunca fue invitado se quede a comer, vivir y reproducirse requiere un poco más que solo astucia de parte del intruso. Hay un c...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Mera y Sierra, Roberto
Formato: Artículo de Divulgación
Lenguaje:Español
Publicado: 2025
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.umaza.edu.ar/handle/00261/3626
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Descripción
Sumario:Si las relaciones entre individuos de una misma especie pueden ser sumamente complejas, las relaciones entre individuos de especies distintas lo son aún más. Que alguien que nunca fue invitado se quede a comer, vivir y reproducirse requiere un poco más que solo astucia de parte del intruso. Hay un continuo tire y afloje entre los hospedadores y los parásitos, a veces la balanza se inclina a favor de uno y otras a favor del otro. Pero si miramos el historial, cual hincha de futbol, debemos admitir que nuestros equipos animales y nosotros mismos, venimos con clara desventaja. No hemos podido erradicar ni una sola parasitosis de los animales domésticos, ni de los humanos. Y lejos de estar en retroceso, salvando honrosas, poco numerosas, generalmente transitorias excepciones, las parasitosis están en franca expansión. ¿Por qué? No existe una única respuesta, las cuales pueden ser tan complejas como los ciclos de los parásitos protagonistas. Y justamente es allí donde nos llevan la gran ventaja, mediante la variación y adaptación de estos ciclos a las cambiantes condiciones. Las condiciones cambian porque muchas veces somos nosotros, los humanos, quienes las propiciamos. Ejemplos de estas modificaciones son cambio climático, cambio global, deforestación, traslado de reservorios y vectores, urbanización excesiva, aumento de pobreza, conflictos bélicos, turismo exótico y tantos etcéteras, que resulta frívolo usar la palabra. Dentro de esos etcéteras tenemos al contacto entre animales domésticos y la fauna. Y cuando la fauna silvestre se adapta a los ecosistemas urbanos o antropizados, tenemos lo que se llama sinantropismo. Este nuevo contacto entre especies distintas es claramente aprovechado por los patógenos. Estos últimos aprovechan para pasar de los animales domésticos a los silvestres y viceversa.