Las vitaminas (I)
Hace unos treinta años, la propaganda más perspicaz no había todavía descubierto las perspectivas comerciales de las vitaminas. El nombre mismo va a perpetuar uno de esos errores que pueden esperarse, cuando los padres no se dan bien cuenta del sexo de la criatura recién nacida; porque en la suposic...
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| Autor principal: | |
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| Formato: | Artículo revista |
| Lenguaje: | Español |
| Publicado: |
Colegio Máximo de San José. Facultad de Filosofía y Teología
2019
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| Acceso en línea: | https://revistas.bibdigital.uccor.edu.ar/index.php/CF/article/view/4558 |
| Aporte de: |
| Sumario: | Hace unos treinta años, la propaganda más perspicaz no había todavía descubierto las perspectivas comerciales de las vitaminas. El nombre mismo va a perpetuar uno de esos errores que pueden esperarse, cuando los padres no se dan bien cuenta del sexo de la criatura recién nacida; porque en la suposición de que esas sustancias de función eminentemente vital, pero de carácter químico desconocido, eran aminas, o sea cuerpos químicos con el grupo atómico NH2 = amina, el químico Funk las denominó, menos exacta que eufónicamente, «vitaminas». Los progresos desde entonces logrados han ya influido notablemente en la medicina y hasta en el menú de los pueblos, y estos éxitos por sí solos, fuera de los nuevos conocimientos teóricos, han de dar una honda satisfacción a la ilustre fila de investigadores, dotados a menudo de las indomables energías de Colón, pero que en el caso más favorable dan en un océano de trabajos científicos con una nueva fórmula química. |
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