La preocupación por la vida en “Aparecida”

Introducción: Para quienes se empeñan en la defensa de la vida, el Documento de Aparecida es una buena noticia. A partir de un proceso de amplio debate y participación, la perspectiva de la vida plena ha plagado con tenacidad todo el Documento. Basta advertir que la palabra “vida” aparece 631 veces,...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Fernández, Víctor Manuel
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Pontificia Universidad Católica Argentina. Instituto de Bioética 2019
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/7839
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Descripción
Sumario:Introducción: Para quienes se empeñan en la defensa de la vida, el Documento de Aparecida es una buena noticia. A partir de un proceso de amplio debate y participación, la perspectiva de la vida plena ha plagado con tenacidad todo el Documento. Basta advertir que la palabra “vida” aparece 631 veces, mucho más que cualquier otra expresión, incluyendo “Jesucristo”, “Iglesia” y también “discípulos” y “misioneros”. Esto se manifiesta también en expresiones recurrentes como “el Dios de la vida” (DA 219, 459, 470, 514) y “el Reino de vida” (DA 143, 353, 358, 361, 366). Por otro lado, el título de cada una de las tres partes del Documento comienza con “la vida”. Es razonable que así haya ocurrido si se quería ser coherentes con el tema de la V Conferencia, donde el discipulado y la misión en definitiva tienen sentido “para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida”. Ese es el gran eje, ya que el “para qué” indica la finalidad de toda la actividad de la Iglesia: “La propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta misión, es la oferta de una vida plena para todos” (DA 361). “La Iglesia tiene como misión propia y específica comunicar la vida de Jesucristo a todas las personas” (DA 386). Lo mismo se expresa en el título del capítulo 7: “La misión de los discípulos al servicio de la vida plena”. Se quiere mostrar que la relación con Jesucristo no nos hace menos felices, “no nos exige que renunciemos a nuestros anhelos de intensidad vital”, sino que nos ayuda a desarrollarnos plenamente y a disfrutar más y mejor de la existencia, porque “Él ama nuestra felicidad también en esta tierra” (DA 355).