El perdón en el matrimonio y la familia

Resumen: 1.Todos los años, el domingo XXVI del tiempo Ordinario, la Iglesia reza esta asombrosa oración colecta: “Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, derrama sin cesar tu gracia sobre nosotros, para que, deseando tus p...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: De Martini, Siro M. A.
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Academia del Plata 2022
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/13334
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Descripción
Sumario:Resumen: 1.Todos los años, el domingo XXVI del tiempo Ordinario, la Iglesia reza esta asombrosa oración colecta: “Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, derrama sin cesar tu gracia sobre nosotros, para que, deseando tus promesas, nos hagas participar de los bienes celestiales”. Ciertamente, todo es maravilloso en la oración. En ella pedimos a Dios el mayor de los regalos: la bienaventuranza eterna. Y por el único camino posible que es el de su gracia. Pero conscientes de nuestra necesidad y de la generosidad infinita de su amor, pedimos sin límites: Señor, derrama y sin cesar, tu gracia sobre nosotros. Porque tan grande es nuestra necesidad y miseria, que necesitamos estar permanentemente empapados de Su misericordia. Hay, sin embargo, algo que me sorprende y, diría, desconcierta en esta oración, y no es, por cierto, lo que pedimos sino lo que afirmamos, esto es, que Dios manifiesta su poder de modo admirable, sobre todo, cuando perdona. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede la Iglesia, en toda su sabiduría, proclamar que la omnipotencia de Dios se manifiesta, por encima de todas las cosas, cuando nos perdona? ¿No es acaso que Dios ha creado el universo todo? ¿Y no es, por ventura, una demostración mayor del poder divino el haber creado todo lo que existe –incluyendo a la humanidad entera- que perdonarme a mí?