Los derechos del niño

Resumen: El 27 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional de la Revolución Francesa proclamó solemnemente la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Aun cuando se le reconozcan antecedentes y también serias omisiones, nadie podría dudar que es un documento de histórica importancia qu...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Ponferrada, Gustavo Eloy
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras 2021
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12741
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Descripción
Sumario:Resumen: El 27 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional de la Revolución Francesa proclamó solemnemente la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Aun cuando se le reconozcan antecedentes y también serias omisiones, nadie podría dudar que es un documento de histórica importancia que ha marcado rumbos en la marcha de los pueblos civilizados, al menos en los occidentales. Sin embargo, su título mismo y su contenido son excluyentes: para poder usar de esos derechos era preciso ser «hombre» y «ciudadano». Claramente quedaban excluidos los niños por un doble motivo: ante todo, porque en el lenguaje común se distingue el hombre del niño. Todos hemos oído alguna vez frases como «Soy un hombre, no quiero que me traten como a un niño», o «Ya es un hombre; ha dejado de ser un niño». Y aun porque el niño no es un «ciudadano», pues también en la estimación común, aunque tenga nacionalidad, no se lo considera ciudadano hasta que posea cierta edad y sea registrado como tal.