Familia, matrimonio y la legislación sobre educación

En el marco del “Encuentro Interuniversitario de Derecho de Familia. Matrimonio y Familia, hoy” en homenaje a la distinguida jurista Dra. María Josefa Méndez Costa, quisiera aportar unas breves reflexiones vinculadas con el panel interdisciplinario que integraron en esa ocasión la Dra. Zelmira B...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Lafferrière, Jorge Nicolás
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad Católica Argentina. Facultad de Derecho 2020
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/10587
Aporte de:
Descripción
Sumario:En el marco del “Encuentro Interuniversitario de Derecho de Familia. Matrimonio y Familia, hoy” en homenaje a la distinguida jurista Dra. María Josefa Méndez Costa, quisiera aportar unas breves reflexiones vinculadas con el panel interdisciplinario que integraron en esa ocasión la Dra. Zelmira Bottini de Rey (“Familia, matrimonio y educación sexual”) y el R.P. Lic. Alberto Bochatey (“El matrimonio y el Magisterio de la Iglesia”). Es frecuente escuchar que la “educación sexual” es el camino para la solución de muchos de los más controvertidos problemas que aquejan a la familia y al matrimonio. En efecto, en debates referidos a cuestiones graves como la despenalización del aborto y la implementación de políticas de salud reproductiva que garanticen el acceso indiscriminado y gratuito a métodos de anticoncepción, algunos alegan que la “educación sexual” sería una vía superadora.1 Al respecto, además de reafirmar la necesidad de una clara defensa de la vida y la familia, que se traduce en la protección de la vida naciente ante el crimen del aborto y en la necesidad de derogar las leyes de salud reproductiva,2 creemos necesario reafirmar la importancia de una adecuada comprensión antropológica y ética sobre la familia como sustento de la legislación y de todo programa de educación para el amor. La “educación sexual” no responderá a las expectativas reales de las personas si no se clarifica desde qué contexto cultural se realiza y con qué perspectivas antropológicas se la asume. Aún más, una “educación sexual” que no respete la verdad sobre la persona y la familia significará un grave perjuicio para la vida afectiva y familiar de muchos hombres y mujeres. Nuestra hipótesis podría resumirse así: por un lado, muchas iniciativas de “educación sexual” afirman que existe una suerte de “ignorancia” por parte de los adolescentes y jóvenes sobre aspectos básicos de la sexualidad, pero constatan cómo estos jóvenes viven una sexualidad desenfrenada, sin valores, con “graves problemas” como el embarazo adolescente o la promiscuidad. Por el otro, para responder a estos problemas, se promueven formas de vivir esta dimensión humana que acentúan más los problemas que se afirma querer solucionar. Ante estos planteos, creemos que sólo la propuesta de la verdad sobre la persona, la sexualidad y la familia, a la luz de una antropología que reconozca valores morales objetivos, puede responder a una realidad dramática e interpelante...