Kosovo: a un año de la guerra

El dramático anuncio del Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa marcó el inicio de un conflicto armado que enfrentó a las fuerzas de la Organización del Atlántico Norte con la República Federal de Yugoslavia durante más de setenta días. La guerra de Kosovo plantea al observador de l...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Grossi, Rafael Mariano
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales 2020
Materias:
Acceso en línea:https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/10141
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Descripción
Sumario:El dramático anuncio del Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa marcó el inicio de un conflicto armado que enfrentó a las fuerzas de la Organización del Atlántico Norte con la República Federal de Yugoslavia durante más de setenta días. La guerra de Kosovo plantea al observador de las relaciones internacionales una serie de interrogantes y prefigura algunas consecuencias que conviene analizar, en tanto encierran claves indispensables para comprender la evolución estratégica del mundo y en especial del espacio euroatlántico en el que se mueve nuestro país. Una guerra anunciada Entre los analistas y observadores de la escena política balcánica, era común escuchar una fórmula que pretendía resumir en una concisa sentencia la evolución de los acontecimientos futuros : la guerra en Yugoslavia, que había comenzado en Kosovo, terminaría también en ese rincón de los Balcanes. Detrás del lugar común se esconde siempre una parte de verdad. En este sentido, la crisis de 1999 cerró violentamente un largo ciclo de desencuentros cuyos ecos habrían de ir mucho más allá de las montañas del así llamado “país de las águilas”. Históricamente, Kosovo sufrió los vaivenes propios de una región que a intervalos regulares basculó entre las distintas potencias dominantes de su tiempo. Hacia 1340, Albania quedó integrada en la Gran Serbia del Rey Dusan. En ese período Serbia se afirmó territorialmente, estableciendo una entidad religiosa separada merced a la elección de un patriarcado serbio de la Iglesia ortodoxa griega basado en Pec. Sin embargo, casi al mismo tiempo que esta consolidación de la nación serbia se exteriorizaba a través de las formas estatales, la presión del Imperio otomano se hacía insoportable. En junio de 1389, un ejército otomano venció a las fuerzas serbias comandadas por el Príncipe Lazare en la batalla de Kosovo-Polje, cerca de Prístina, capital histórica de la provincia. Este acontecimiento, que podría haber pasado a la historia como una batalla más en una región crónicamente conflictiva, adquirió sin embargo un carácter casi mitológico...