Sumario: | La doctrina clásica de la autonomía de la voluntad se origina con la secularización del derecho y se vincula fundamentalmente con el individualismo liberal. El reconocimiento de una voluntad libre, dotada de autonomía jurídica, conduce entonces, a garantizar la eficacia de la voluntad individual en el campo del derecho. En los tiempos modernos, se ha sostenido la crisis del contrato o la decadencia de su soberanía como consecuencia de los cambios sociales, el proteccionismo económico, la delegación de facultades legislativas y la concentración de empresas y capitales. Sin embargo, el contrato sigue siendo la principal fuente de las obligaciones y el dirigismo contractual, si bien afecta su concepción clásica, responde a la socialización del derecho y a la defensa del débil jurídico ante la masificación de los negocios en la realidad actual y así lo refleja el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación.
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