La educación y los fines esenciales del Estado. Deberes, derechos y responsabilidades. Universidad y servicio educativo

Las características primordiales de los sistemas de educación superior, sostiene Burton Clark constituyen un verdadero catálogo de razones de su tenaz resistencia al control estatal. No basta que los académicos crean en la libertad de enseñar e investigar, Así, la amplia gama de unidades académicas...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Autor principal: Efrón, Marcelo Héctor
Formato: Parte de libro publishedVersion
Lenguaje:Español
Publicado: De los cuatro vientos 2005
Materias:
Acceso en línea:https://nulan.mdp.edu.ar/id/eprint/2898/
https://nulan.mdp.edu.ar/id/eprint/2898/1/efron-2005.pdf
Aporte de:
Descripción
Sumario:Las características primordiales de los sistemas de educación superior, sostiene Burton Clark constituyen un verdadero catálogo de razones de su tenaz resistencia al control estatal. No basta que los académicos crean en la libertad de enseñar e investigar, Así, la amplia gama de unidades académicas hacen del sistema una variedad compleja de organización donde la segmentación conduce a la división en compartimentos estancos en la cúpula. La base de los sistemas académicos ofrece una tenaz resistencia a la supervisión y controles desde arriba, debiendo considerarse con mayor rigor los sistemas donde es el propio estado el que resulta autoritario. Un control estatal fuertemente centralizado, arbitrario impone como contrapartida la fuga de los grandes talentos académicos, la parálisis de la investigación científica y la formación profesional. Sin embargo, la lucha entre el ser y el deber ser de las Universidades Públicas, como instituciones de derecho publico nos obligan a reconocer no solamente el rol que desde los aspectos políticos, sociales, culturales y educativos promueven, sino cual es el lugar que se les asigna en un estado de derecho, partiendo de la premisa de su integración a una organización administrativa nacional. En este sentido, debemos analizar en primer lugar, los fines particulares del estado y los cometidos públicos, concepto que desde una teoría del Estado, insinuáramos anteriormente. Así, partiremos del concepto que el bien común es un concepto abstracto, permanente, atemporal; son los fines o metas ideales a alcanzar por una comunidad política determinada, enunciados en forma genérica e invocada por todos los gobernantes cuando asumen la difícil tarea de dirigir los destinos de un país.