Roberto Yrusta: “Un cuerpo de flores”

Un 7 de febrero de 2013 en la Cárcel de Coronda en Santa Fe, cuando recién habían pasado las seis de la tarde y el calor aún era agobiante, unos presos jugaban a las cartas, otros rodeados de moscas dormían la siesta, y algunos simplemente no hacían nada porque la sensación térmica santafesina los...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Alejandro Radawski
Formato: Artículo
Lenguaje:Español
Publicado: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Carrera de Ciencias de la Comunicación 2021
Materias:
Acceso en línea:https://revistazigurat.com.ar/roberto-yrusta-un-cuerpo-de-flores/
https://repositoriouba.sisbi.uba.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=zigurat&d=75_html
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Descripción
Sumario:Un 7 de febrero de 2013 en la Cárcel de Coronda en Santa Fe, cuando recién habían pasado las seis de la tarde y el calor aún era agobiante, unos presos jugaban a las cartas, otros rodeados de moscas dormían la siesta, y algunos simplemente no hacían nada porque la sensación térmica santafesina los había dejado duros como pájaros con el pico abierto. El sol se estaba recostando sobre el Paraná y los vecinos, como todas las tardes, salían con sus reposeras a la vereda a ver la gente pasar porque es lo único que pasaba. Adentro de la cárcel los minutos se deslizaron sigilosamente hasta llegar a veinte, donde todos los presos saltaron al mismo tiempo como quien se sacude por un hipo repentino. Hasta las bogas del rio Paraná dejaron de nadar, no era horario para semejante espectáculo. La batería de huesos no dejaba de sonar, se podían distinguir los acordes de la carne. Luego de un largo rato, el ruido ya cansado de tanto barullo paró, paró de golpe, como cuando a un violinista se le corta la cuerda del arco. Mientras tanto, en el centro de la ciudad, los autos desfilaban en círculo con la música a todo volumen, el sol ya se abrazaba al rio y adentro de la cárcel, solo se oía un escandaloso silencio.