Sumario: | El objetivo de este artículo consiste en mostrar que no basta con cuestionar las opiniones establecidas y con argumentar dialécticamente para adoptar una actitud filosófica; es preciso además matar al Padre, es decir asumir un nombre propio, un lugar de enunciación que conlleva una colisión más o menos polémica con los pensadores con quienes dialogamos. Si Sócrates representa la figura del tábano que cuestiona y persuade, el Extranjero del Sofista representa la figura del parricida. Sostendré entonces que la actitud filosófica solo puede explicarse en toda su amplitud y profundidad a partir de estas dos figuras. Asimismo, mostraré que la institución académica tiende a privilegiar la figura del tábano en detrimento de la figura del parricida.
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