La instalación como dispositivo escénico y el nuevo rol del espectador

En el panorama del arte contemporáneo la instalación se ha constituido en un soporte espacio-temporal que articula múltiples materiales, procedimientos e imágenes en una convergencia singular. No se trata de un objeto único y materializado de contemplación estética sino de un dispositivo artístico q...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Valesini, María Silvina
Otros Autores: García, Silvia
Formato: Tesis Tesis de maestria
Lenguaje:Español
Publicado: 2015
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/44601
https://doi.org/10.35537/10915/44601
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Descripción
Sumario:En el panorama del arte contemporáneo la instalación se ha constituido en un soporte espacio-temporal que articula múltiples materiales, procedimientos e imágenes en una convergencia singular. No se trata de un objeto único y materializado de contemplación estética sino de un dispositivo artístico que induce una experiencia espacial para el espectador a través de la puesta en relación de objetos provenientes de campos muy variados. Por lo tanto es también una puesta en situación y una puesta a disposición de elementos, objetos y condiciones de recepción que en conjunto acceden al estatuto de lo artístico. De esta forma, el espectador no sólo puede adentrarse en las obras y recorrerlas, sino que es incitado a descubrir la capacidad de incorporarse al propio proceso de construcción representativa, al integrarse en un espacio habitable, en el que no sólo los objetos sino también su propio cuerpo son reconfigurados como obra. En tanto intersección en que confluye la experiencia perceptiva del espacio y del objeto por parte de un sujeto inmerso que experimenta, la instalación aparece como circunstancial encuentro de presencias en coordenadas efímeras de espacio y de tiempo. Consideramos aquí que éste es un rasgo que comparte con el teatro, dado que ambos están sujetos a la imprevisibilidad de lo real, y a la contingencia que caracteriza al acontecimiento. Pensar a la instalación como un dispositivo escénico que gira en torno a estrategias de uso, proceso e interacción posibilita reflexionar sobre la conversión del espacio de la exposición en escena, desdibujando la frontera entre el sujeto y el objeto, y -en consecuencia- entre lo percibido y el que percibe. Al entrar a formar parte de aquello que es presentado como forma artística, el espectador actúa él mismo como arte, adoptando un doble papel: el de sujeto observador y el de objeto de representación. Por lo expuesto, esta investigación propone una reflexión sobre la cualidad escénica de la instalación y su posible naturaleza teatral, a partir de la hipótesis de que en las producciones en las que el espectador se adentra físicamente se configura una nueva tipología: la de un espectador-actor.