Presentación

Hace años ya que el diagnóstico de los organismos internacionales –y por ende, la academia, que sigue sus parámetros– estableció que el mundo había transitado del predominio de la pobreza extrema al predominio de la desigualdad. ¿Qué quería decir eso? De acuerdo con el Banco Mundial, una persona que...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Sosa Elízaga, Raquel
Formato: Artículo publishedVersion
Lenguaje:Español
Publicado: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales 2015
Materias:
Acceso en línea:http://revistas.unam.mx/index.php/rel/article/view/52596
http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=mx/mx-047&d=article52596oai
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Descripción
Sumario:Hace años ya que el diagnóstico de los organismos internacionales –y por ende, la academia, que sigue sus parámetros– estableció que el mundo había transitado del predominio de la pobreza extrema al predominio de la desigualdad. ¿Qué quería decir eso? De acuerdo con el Banco Mundial, una persona que percibe un ingreso de cuatro o más dólares al día puede considerarse como simplemente pobre. En cambio, una que apenas llega a sumar dos dólares y medio se encuentra en la línea crítica de la pobreza. La distancia que separa a los pobres de otros grupos sociales, económica, pero también étnica, geográfica, cultural o religiosamente, o por género, preferencias, entre otros, señala el largo y ancho espacio de la desigualdad. El número de pobres e indigentes sumados en América Latina es del orden de los doscientos veintitrés millones de personas (Banco Mundial, 2011).