Conclusiones
El problema en debate ya no es si la desigualdad es buena o mala para el desarrollo económico. El problema es que los niveles y las formas de desigualdad actuales de América Latina son simplemente incompatibles con cualquier ruta posible de desarrollo humano, y los son porque entre otras cosas son i...
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| Autor principal: | |
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| Formato: | Text draft Capítulo de Libro |
| Lenguaje: | Spa |
| Publicado: |
CLACSO
2012
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| Materias: | |
| Acceso en línea: | http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D5904.dir/03conclu.pdf |
| Aporte de: |
| Sumario: | El problema en debate ya no es si la desigualdad
es buena o mala para el desarrollo económico. El problema es
que los niveles y las formas de desigualdad actuales de América Latina
son simplemente incompatibles con cualquier ruta posible de desarrollo
humano, y los son porque entre otras cosas son incompatibles con el
desarrollo económico.
De alguna forma, la desigualdad se ha expandido a un conjunto
de dinámicas sociales, económicas y políticas que inhiben la constitu ción de círculos virtuosos entre las diferentes esferas del desarrollo.
Así, la desigualdad económica afecta la formación o reproducción de
sistemas políticos institucionalizados y con bases amplias de representación.
La desigualdad que intensifica la distribución asimétrica del
poder económico y político afecta negativamente el combate contra el
acceso y manejo rentista de bienes públicos y de recursos como la propiedad.
La desigualdad económica torna extremadamente compleja la
construcción de modelos de protección social a los cuales los diferentes
estratos presten lealtad, articulando alianzas que los sostengan, defendiendo
prestaciones básicas de tipo universal y un sistema impositivo
que permita financiarlas desde ingresos genuinos del Estado.
Finalmente, la desigualdad económica cristaliza en pautas de
fecundidad y arreglos familiares polarizados, donde el riesgo se concentra
en las familias pobres y muy especialmente en sus niños. |
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