Democracia & Desigualdad. Sobre la democracia real a fines del siglo XX

En las últimas décadas del siglo XX la democracia ha triunfado a escala mundial. Sin embargo, en el mismo tiempo también lo ha hecho la desigualdad. ¿Qué es esto? La democracia no es un régimen cualquiera de gobierno sino la mejor de las formas políticas comparadas que puede tomar el estado; la desi...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Strasser, Carlos - Autor/a
Formato: Text draft Libro
Lenguaje:Spa
Publicado: CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales 2011
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Acceso en línea:http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D3321.dir/strasser2.pdf
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Descripción
Sumario:En las últimas décadas del siglo XX la democracia ha triunfado a escala mundial. Sin embargo, en el mismo tiempo también lo ha hecho la desigualdad. ¿Qué es esto? La democracia no es un régimen cualquiera de gobierno sino la mejor de las formas políticas comparadas que puede tomar el estado; la desigualdad, una afrenta o un estigma de la condición social. Y ahora ambas vienen juntas. Mayor desigualdad social en tiempos de mayor igualdad política, ¿se trata de una paradoja? Ninguna paradoja. Aquel acompañamiento lamentable no señala tan sólo una simple correlación intrigante: sugiere que se concretó una asociación perfectamente posible. Y quienes la descartan dejaron escapar que la democracia está siempre y por principio englobada por un orden estatal-social mayor que el suyo, un orden en el que ya en sí misma la democracia de nuestro tiempo no es una simple democracia. Por lo pronto, no puede serlo. Puede pensarse que la desigualdad ha aumentado pese a la democracia; que, sin ella, el panorama resultante habría sido peor. Pero esto no cancela por fuerza la asociación Democracia-Desigualdad, y es de lo que se trata. La cuestión se presenta más enrevesada. Lo que está en cuestión es cómo y por qué las democracias conocidas cargan con alguna parte de la culpa por el tremendo cuadro de desigualdad y crecimiento de la desigualdad que hoy tenemos delante nuestro. Lo que hay para averiguar y entender es la naturaleza y la operatoria misma de lo que podemos llamar “la democracia real”, la que (en parte porque es la “lógicamente” posible, en parte porque es la históricamente desarrollada) da en producir resultados varios y no siempre congruentes entre sí, como también consecuencias no sólo contradictorias sino y aun opuestas.