Pasiones urbanas a la orden. (La ciudad de México y la cultura 1900-1950)

Hacia la segunda mitad del siglo diecinueve la ciudad de México ahonda las diferencias sociales heredadas del periodo colonial, pero la renovación literaria que en forma paralela se gesta también en esos años, por vía de un reducido sector de intelectuales, abre las posibilidades de la crítica. En s...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Carlos Monsiváis
Formato: Artículo científico
Publicado: Universidad Nacional de Salta 2006
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Acceso en línea:http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=12701711
http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=ar/ar-009&d=12701711oai
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Descripción
Sumario:Hacia la segunda mitad del siglo diecinueve la ciudad de México ahonda las diferencias sociales heredadas del periodo colonial, pero la renovación literaria que en forma paralela se gesta también en esos años, por vía de un reducido sector de intelectuales, abre las posibilidades de la crítica. En su momento, la Revolución marcó en la ciudad nuevas fronteras culturales y dividió los ánimos literarios; por vez primera aparece en la urbe la silueta de los pobres del campo y hace lucir superfluo el culto al humanismo; la violencia se apodera de las calles y suspende temporalmente los mejores intentos por mantener sin interrupción el ejercicio de las letras. Guardadas las armas y sosegadas las animosidades políticas, la intelectualidad citadina se lanza de nueva cuenta a la conquista del cosmopolitismo y adopta el lenguaje del muralismo para impulsar una suerte de catequesis cívica e histórica, al tiempo que emprende una cruzada alfabetizadora de imposibles intenciones épicas. Los nuevos tiempos no necesariamente diversifican los escenarios y la ciudad de México acentúa su papel de eje de la vida nacional; irremediablemente las nuevas instituciones tienen en ella su cuna, así también las nuevas narrativas. Por ello es también irremediable que los transterrados españoles se instalen en la ciudad de México. Al arribar a la mitad del siglo veinte, el cine, las grandes casas editoriales y el nuevo cánon literario construyen un novedoso rostro urbano que la ya inminente explosión demográfica amenaza desdoblar.