Clústeres y redes empresariales como herramientas de desarrollo de la competitividad

No es un argumento fácil de asimilar y menos aún de sostener con suficientes evidencias, que en el escenario competitivo actualmente dominante, una buena parte de la competitividad de las empresas y otros actores económicos se genera hacia el exterior, en las relaciones que éstos logran establecer c...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Bonzón, Marcelo Gabriel
Otros Autores: Madrid, Pablo Gonzalo
Formato: masterThesis Tésis de Maestría publishedVersion Material Didáctico
Lenguaje:Español
Publicado: 2017
Materias:
Acceso en línea:http://hdl.handle.net/2133/9857
http://hdl.handle.net/2133/9857
Aporte de:
Descripción
Sumario:No es un argumento fácil de asimilar y menos aún de sostener con suficientes evidencias, que en el escenario competitivo actualmente dominante, una buena parte de la competitividad de las empresas y otros actores económicos se genera hacia el exterior, en las relaciones que éstos logran establecer con su entorno, y entre sí. Acostumbrados a suponer y prácticamente a admitir, que la conducta individualista es la más natural, por ser la única que maximizando la utilidad privada y particular resulta económicamente racional, a lo largo de este trabajo final de la especialización en gestión de la innovación y la vinculación tecnológica se intentará demostrar los beneficios que tiene para los actores de una cadena de valor o de un sector económico de formar parte de redes empresariales y de clústeres, donde es posible competir sin dejar de cooperar. En un mundo globalizado y tecnológicamente tan avanzado, tanto las empresas como los distritos regionales, desde las empresas en crecimiento hasta las grandes corporaciones, y desde los pequeños municipios hasta las redes internacionales, están desarrollando sus capacidades para articularse, venciendo sus propios prejuicios y orientándose para potenciar su desarrollo competitivo. En este proceso, todos los actores habrán de enfrentarse con problemas y obstáculos similares que se refieren, por un lado, a la falta de confianza que se experimenta cuando hay que relacionarse y vincularse, y por otro, a la resistencia al cambio de conductas y a la introducción de nuevas prácticas. Bajo esta perspectiva, se buscará construir un modelo con entidad suficiente para desarrollar la competitividad de diferentes actores económicos a través de la construcción de confianza mutua, comunicación eficiente, cooperación y visión compartida, cimentado en la recopilación de experiencias propias y en el análisis y estudio de diferentes fuentes. Por último, ante la abundante producción intelectual que existe sobre el objeto y alcance de este trabajo, que en líneas generales y en opinión del autor se traduce en una excesiva conceptualización con una importante dosis de vaguedad y ambivalencia, se buscará construir un lenguaje común para mitigar la exagerada avidez reinante por catalogar y establecer definiciones a partir de las observaciones empíricas de lo que sucede en el mundo de las redes empresariales, clústeres y otras asociaciones de actores vinculados con las economías de aglomeración. El solo hecho de disminuir -aunque sea en una pequeña proporción- el cúmulo de superposiciones y ambigüedades conceptuales que resultan desfavorables al momento de echar luz sobre la realidad objeto del tema de este trabajo, constituye una modesta contribución para potenciar los beneficios que se desprenden de esta economía basada en el conocimiento compartido, en la que la integración de clientes, proveedores, competidores, universidades, instituciones de investigación, servicios públicos y otras organizaciones, marcan una tendencia en los ecosistemas de negocios y sistemas de innovación