Quedarse afuera, ladrando como perros a los muros. Protesta y movimientos sociales en América Latina en la bisagra de los siglos XX y XXI
A partir de 1990, con el alzamiento indígeno-campesino ecuatoriano, han aparecido en América Latina nuevos movimientos sociales, rápidamente extendidos espacialmente. En la mayoría de los casos se trata de movimientos que presentan una doble condición: étnica (pueblos originarios) y clasista (campes...
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| Autor principal: | |
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| Formato: | article artículo publishedVersion |
| Lenguaje: | Español |
| Publicado: |
Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Humanidades y Artes. Escuela de Historia
2018
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| Materias: | |
| Acceso en línea: | http://hdl.handle.net/2133/11875 http://hdl.handle.net/2133/11875 |
| Aporte de: |
| Sumario: | A partir de 1990, con el alzamiento indígeno-campesino ecuatoriano, han aparecido en América Latina nuevos movimientos sociales, rápidamente extendidos espacialmente. En la mayoría de los casos se trata de movimientos que presentan una doble condición: étnica (pueblos originarios) y clasista (campesinos), la cual, en rigor, no es nueva. La excepción es la de algunos movimientos sociales urbanos argentinos. A diferencia de los movimientos de los años 1970 y 1980, los actuales se han producido bajo regímenes democráticos, a menudo cuestionando su legitimidad, desestabilizando
gobiernos e incluso derribándolos, no renegando de la democracia sino procurando su radicalización. Los movimientos analizados tienen un punto en común: se trata de formas reactivas de lucha que, siendo inicialmente sociales, más temprano que tarde se tornaron políticas, se interceptaron –y hasta colisionaron– con el Estado. |
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