Editorial

Es la primera editorial que escribo para nuestra Revista Conciencia Social, inaugurando mi función de Directora de la misma. Es un enorme orgullo para mí asumir una tarea que antes fuera cumplida por colegas-amigxs a quienes quiero y respeto muchísimo (Cecilia Morey, Gabriela Rotondi, Alberto Parisí...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Peralta, María Inés
Formato: Artículo revista
Lenguaje:Español
Publicado: Instituto de Política, Sociedad e Intervención Social (IPSIS) de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) 2025
Materias:
Acceso en línea:https://revistas.unc.edu.ar/index.php/ConCienciaSocial/article/view/50450
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description Es la primera editorial que escribo para nuestra Revista Conciencia Social, inaugurando mi función de Directora de la misma. Es un enorme orgullo para mí asumir una tarea que antes fuera cumplida por colegas-amigxs a quienes quiero y respeto muchísimo (Cecilia Morey, Gabriela Rotondi, Alberto Parisí, Nora Aquín y Natalia Becerra). Es un orgullo también, compartir con el Comité Editorial de jóvenes colegas, un proyecto editorial que nació en la ex-Escuela de Trabajo Social, institución donde hemos construído tantos proyectos colectivos. Dos de ellos, fundamentales y que marcan nuestro presente, son la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto de Política, Sociedad e Intervención Social (IPSIS) donde hoy se inscribe nuestra Revista. Conjugar Conocimientos, Contribuciones, Consideraciones y Conversaciones  ( las secciones de nuestra Revista) para convertir lo estatal y la vida. Porque de eso se trata este número: de poner en común preocupaciones relativas a lo que urge cambiar, transformar, alterar para vivir en un mundo donde quepamos todxs.   Estas cuestiones no son ajenas al Trabajo Social: desde sus inicios han formado parte de nuestra profesión desde sus orígenes, constituyendo su objeto de estudio, su misión, su propósito fundamental. Distintas respuestas ha dado el Trabajo Social Latinoamericano a lo largo de los 100 años que cumple en este 2025. En tanto concebimos a las profesiones y disciplinas desde una praxis histórica y dialéctica, sus preocupaciones adquieren contenidos y significados particulares en cada contexto. Y el que estamos viviendo hoy, especialmente en Argentina, expresa con la mayor crudeza inimaginable, una prédica antiestatista y una mercantilización de la vida.   Vivimos un terremoto: se están resquebrajando  los cimientos, y como dice Diego Sztulwark, “están temblando las ideas”. Sentimos desorientación, estupefacción, imprevisibilidad, pero ante esto, para la reconstrucción, buscamos entre los escombros. Así como, para enfrentar un problema desconocido, nos apoyamos en las experiencias vividas y en las nociones previas que tenemos como personas situadas- en cuanto a clase,  género, generación, no se trata de regresar  de manera , nostálgica  o dogmática, a las mismas e idénticas respuestas.  Se trata, más bien, de re-fundar lo público     Refundar lo público implica revisitar conceptos. Reafirmamos que detrás de toda necesidad hay un derecho,  porque el enfoque de derechos humanos es un paradigma  desde el cual pensamos la realidad. Los derechos humanos se estructuraron principalmente desde la lógica conceptual de la libertad y la igualdad… pero sin la fraternidad, solidaridad, ni simpatía, lxs humanxs que construimos las sociedades, las leyes, aplicamos las normas, conducimos las instituciones, formamos distintos tipos familias, nos vinculamos con la naturaleza, nos encontramos con culturas diferentes y elegimos a nuestrxs gobernantes, difícilmente podamos hacer realidad esa tríada virtuosa, dialéctica, conflictiva, que invita a seguir caminando hacia la utopía y defendernos del sistema de desvínculos, al decir de Eduardo Galeano.    Refundar lo público implica repensar la relación con el Estado y sus políticas: es necesario mirar críticamente ciertas prácticas y lógicas “extractivistas” – concepto duro para aplicar al Estado, porque lo hemos acuñado para referirnos especialmente a la explotación extrema de la naturaleza- . Hace falta que nos preguntemos críticamente cómo hemos estado ocupando la arena estatal. Si este tópico no ocupa un lugar central en el debate académico, profesional, político, para revisar profundos errores de una aparente o superficial  defensa de lo público, ¿porqué vamos a pretender una mayoría social que lo considere legítimo?   Y más ahora, en este presente en que la pérdida del poder de los Estados-nación antes los nuevos señores tecno-feudales como los Zuckerber o los Musk, al decir de Figueras…. nos señalan que estamos ante reglas de juego desconocidas.  Imposible no ubicar en este cambio de época, la muy (in)humanidad con la que el poder, expresado en el Estado de Israel, produce el genocidio de Palestina y la lenta o casi inexistente reacción de otros estados nacionales y supranacionales para ponerle límite. Este es un desafío ineludible si lo que se pretende es  que las mayorías populares vuelvan a alzar esta bandera desde la cual disputar la arena estatal, volviéndola a ganar por encima del predominio de intereses sectoriales, partidarios, corporativos, en cuya disputa, muchas veces, están muy  lejos de priorizar lo público.   Refundar lo público implica resistir y confrontar con la crueldad: Estamos experimentando un nuevo significado de este término.  Hace ya tiempo que Rita Segato acuñó la noción de “pedagogía de la crueldad: “el capital hoy depende de que seamos capaces de acostumbramos al espectáculo de la crueldad en un sentido muy preciso: que naturalicemos la expropiación de vida…  expropiar el aliento vital pasa a ser visto como un mero trámite que no comporta dolor, que no puede comunicarse, un acto maquinal, como cualquier consumición” Lo nuevo es que desde fines del año 2023, el espectáculo de la crueldad es cotidiano en nuestro país: nos enfrentamos a gobernantes que toman decisiones que destruyen la vida de nuestro pueblo desde justificaciones que nunca pensábamos que escucharíamos de la dirigencia política:¿Cómo pueden tenerse guardados  toneladas de alimentos en una sociedad con pobreza extrema?¿Cómo puede aceptarse de parte del presidente de un país que exprese como evidencia que  “si hubiera hambre la gente estaría muriéndose en la calle”?¿Cómo pueden desmantelarse servicios públicos centrales que acercaban el acceso a derechos de niñxs, personas con discapacidad, poblaciones alejadas de grandes centros urbanos? ¿Cómo puede atacarse a la educación pública, a la ciencia y la tecnología soberana? Todo ello desde el argumento del ahorro fiscal, de un Estado que gasta demasiado y de un Estado corrupto. ¿A quiénes se está castigando? ¿Cuál es la estrategia de castigo? Qué desamor se pretende instalar, como un chip, en la cabeza y en el corazón? Todo lo opuesto a la empatía, a la simpatía que nos hace “vibrar juntxs”, a la noción de fraternidad/solidaridad, a la noción del cuidado feminista, a ver y escuchar al otrx.   Refundar lo público implica recuperar las experiencias colectivas, organizadas, amorosas, reflexivas y propositivas que nos permiten sostener la esperanza, componente central de la política, al decir de Enrique Dussel; para desde allí fortalecer los cimientos de la casa de todxs.   En los conocimientos, contribuciones, consideraciones y conversaciones de este número de la Conciencia Social encontraremos ladrillos para esa refundación.
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Conjugar Conocimientos, Contribuciones, Consideraciones y Conversaciones  ( las secciones de nuestra Revista) para convertir lo estatal y la vida. Porque de eso se trata este número: de poner en común preocupaciones relativas a lo que urge cambiar, transformar, alterar para vivir en un mundo donde quepamos todxs.   Estas cuestiones no son ajenas al Trabajo Social: desde sus inicios han formado parte de nuestra profesión desde sus orígenes, constituyendo su objeto de estudio, su misión, su propósito fundamental. Distintas respuestas ha dado el Trabajo Social Latinoamericano a lo largo de los 100 años que cumple en este 2025. En tanto concebimos a las profesiones y disciplinas desde una praxis histórica y dialéctica, sus preocupaciones adquieren contenidos y significados particulares en cada contexto. Y el que estamos viviendo hoy, especialmente en Argentina, expresa con la mayor crudeza inimaginable, una prédica antiestatista y una mercantilización de la vida.   Vivimos un terremoto: se están resquebrajando  los cimientos, y como dice Diego Sztulwark, “están temblando las ideas”. Sentimos desorientación, estupefacción, imprevisibilidad, pero ante esto, para la reconstrucción, buscamos entre los escombros. Así como, para enfrentar un problema desconocido, nos apoyamos en las experiencias vividas y en las nociones previas que tenemos como personas situadas- en cuanto a clase,  género, generación, no se trata de regresar  de manera , nostálgica  o dogmática, a las mismas e idénticas respuestas.  Se trata, más bien, de re-fundar lo público     Refundar lo público implica revisitar conceptos. Reafirmamos que detrás de toda necesidad hay un derecho,  porque el enfoque de derechos humanos es un paradigma  desde el cual pensamos la realidad. Los derechos humanos se estructuraron principalmente desde la lógica conceptual de la libertad y la igualdad… pero sin la fraternidad, solidaridad, ni simpatía, lxs humanxs que construimos las sociedades, las leyes, aplicamos las normas, conducimos las instituciones, formamos distintos tipos familias, nos vinculamos con la naturaleza, nos encontramos con culturas diferentes y elegimos a nuestrxs gobernantes, difícilmente podamos hacer realidad esa tríada virtuosa, dialéctica, conflictiva, que invita a seguir caminando hacia la utopía y defendernos del sistema de desvínculos, al decir de Eduardo Galeano.    Refundar lo público implica repensar la relación con el Estado y sus políticas: es necesario mirar críticamente ciertas prácticas y lógicas “extractivistas” – concepto duro para aplicar al Estado, porque lo hemos acuñado para referirnos especialmente a la explotación extrema de la naturaleza- . Hace falta que nos preguntemos críticamente cómo hemos estado ocupando la arena estatal. Si este tópico no ocupa un lugar central en el debate académico, profesional, político, para revisar profundos errores de una aparente o superficial  defensa de lo público, ¿porqué vamos a pretender una mayoría social que lo considere legítimo?   Y más ahora, en este presente en que la pérdida del poder de los Estados-nación antes los nuevos señores tecno-feudales como los Zuckerber o los Musk, al decir de Figueras…. nos señalan que estamos ante reglas de juego desconocidas.  Imposible no ubicar en este cambio de época, la muy (in)humanidad con la que el poder, expresado en el Estado de Israel, produce el genocidio de Palestina y la lenta o casi inexistente reacción de otros estados nacionales y supranacionales para ponerle límite. Este es un desafío ineludible si lo que se pretende es  que las mayorías populares vuelvan a alzar esta bandera desde la cual disputar la arena estatal, volviéndola a ganar por encima del predominio de intereses sectoriales, partidarios, corporativos, en cuya disputa, muchas veces, están muy  lejos de priorizar lo público.   Refundar lo público implica resistir y confrontar con la crueldad: Estamos experimentando un nuevo significado de este término.  Hace ya tiempo que Rita Segato acuñó la noción de “pedagogía de la crueldad: “el capital hoy depende de que seamos capaces de acostumbramos al espectáculo de la crueldad en un sentido muy preciso: que naturalicemos la expropiación de vida…  expropiar el aliento vital pasa a ser visto como un mero trámite que no comporta dolor, que no puede comunicarse, un acto maquinal, como cualquier consumición” Lo nuevo es que desde fines del año 2023, el espectáculo de la crueldad es cotidiano en nuestro país: nos enfrentamos a gobernantes que toman decisiones que destruyen la vida de nuestro pueblo desde justificaciones que nunca pensábamos que escucharíamos de la dirigencia política:¿Cómo pueden tenerse guardados  toneladas de alimentos en una sociedad con pobreza extrema?¿Cómo puede aceptarse de parte del presidente de un país que exprese como evidencia que  “si hubiera hambre la gente estaría muriéndose en la calle”?¿Cómo pueden desmantelarse servicios públicos centrales que acercaban el acceso a derechos de niñxs, personas con discapacidad, poblaciones alejadas de grandes centros urbanos? ¿Cómo puede atacarse a la educación pública, a la ciencia y la tecnología soberana? 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