Tras el estallido... tiempos de lucha, organización y represión

Hacia fines del año 2001 en Argentina se vivieron jornadas que pusieron de manifiesto,  entre otros aspectos, una aguda crisis de representación política con el consiguiente   descrédito hacia la dirigencia de los partidos tradicionales que podríamos sintetizar en  la consigna que se popularizó a lo...

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Detalles Bibliográficos
Autores principales: Di Rienzo, Gloria, Canciani, Verónica
Formato: conferenceObject
Lenguaje:Español
Publicado: 2022
Materias:
Acceso en línea:http://hdl.handle.net/11086/24798
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Descripción
Sumario:Hacia fines del año 2001 en Argentina se vivieron jornadas que pusieron de manifiesto,  entre otros aspectos, una aguda crisis de representación política con el consiguiente   descrédito hacia la dirigencia de los partidos tradicionales que podríamos sintetizar en  la consigna que se popularizó a lo largo y a lo ancho de nuestro país: "Que se vayan todos". En este contexto, la desobediencia civil, que no acató el Estado de Sitio impuesto por De la Rúa, se extendió en efervescente movilización popular confluyendo distintos sectores sociales que se miraron entre sí,descubriendo intereses y objetivos   comunes. En poco más de una semana la Argentina tuvo cinco presidentes hasta que finalmente la Asamblea legislativa eligió el 1 de enero de 2002 a Eduardo Duhalde, quien asumió la   Presidencia para completar el mandato de De la Rúa, hasta diciembre de 2003. Para Duhalde el desafío estuvo planteado en dos dimensiones de peso: restablecer el  orden, es decir retomar el control social, y en lo económico, tomar medidas tendientes a restablecer y regular el curso del sistema bancario,financiero y comercial. El 26 de junio de 2002 una protesta pacífica convocada por un sector de los piqueteros  fue reprimida selectivamente por la policía bonaerense, que asesinó a dos manifestantes.  Esta acción generó un tenso clima político en todo el país, a raíz de lo cual, el 2 de julio   Duhalde resolvió convocar a elecciones presidenciales anticipadas para abril de 2003. De las dos dimensiones señaladas, nos interesa analizar la construcción del discurso   político que permitió, pese a la persistencia de la crisis de representatividad, la   permanencia del sistema vigente.